Buenos días, o mejor dicho buenas tardes, o buenas noches, realmente no se en que etapa del día estén leyendo esto pero hay algo que tengo que contarles, es sobre mi y el país donde vivo. Creo que será una muy buena historia que relatar, puesto que hay miles de cosas sobre las cuales hablar.
Primero que nada, me llamo Samuel Alejandro Lora, residente de la ciudad de Santo Domingo en República Dominicana, tengo 15 años de edad y he tenido el "placer" de presenciar 4 elecciones presidenciales desde mi nacimiento. Debo admitir una cosa, no soy mucho de política, tampoco me gusta tocar este tema por diversas razones, pero no tengo otra forma de hacer llegar mi opinión a los demás, la cual recae en que lamentablemente República Dominicana se cae a pedazos, que no sea por este medio de comunicación.
La campaña. A partir de Febrero aproximadamente, cada día cuando iba camino al colegio podía ver como cada candidato político se promovía para el cargo para el cual se estuviera postulando. Podía ver las calles llenas de carteles, pancartas y vehículos personalizados, incluso podía escuchar en la radio numerosos anuncios relacionados a dichos candidatos... Normal, ¿cierto? Esto con el paso del tiempo se fue empeorando hasta el punto en el cual incluso las redes sociales estaban plagadas de dichas promociones, en las que realmente lo único que podía destacarse es que el candidato que se promovía para ser electo, se comparaba con su posible competencia. Para rematar la mediocridad de estos "políticos", aparte de que no daban a conocer cuales verdaderamente eran sus propuestas para el país, invirtieron una cantidad de capital que sobrepasa los limites en gran medida, cuando este monto de dinero al que me refiero pudo haber sido utilizado con mayor destreza e inteligencia para la mejora y solución de las incontables situaciones que azotan a la República Dominicana.
La hipocresía política. Estamos claros de que todo este asunto de la campaña, y cualquier tipo de actividad viniendo desde el poder hacia el pueblo tiene un objetivo, el cual es ser electos para el cargo para el cual se postulan. Hiciste tu campaña, derrochaste miles y miles de pesos, ganaste, y ¿ahora que? A ninguno de nuestros representantes les importa el desarrollo del país, o ese "cambio" que todos nos prometen, solo les importa poder llegar a esa posición, y obviamente el dinero. Actualmente en República Dominicana no estamos votando para un mejor candidato, no estamos votando por el que mejor propuestas tenga o por el que mejor se desenvuelva con el pueblo, sino que estamos votando por el que menos daño nos haga a nosotros como nación.
El resultado de las elecciones. Finalmente el día ha llegado, el gran día que todos habían estado esperando, comienzan las votaciones. Desde temprano cada ciudadano iba a su respectivo centro de votación para ejercer su derecho al voto, lo habitual, ¿cierto? Como siempre, la historia cambia. Para comenzar, varios equipos para leer la huella dactilar en conjunto con algunas computadoras sufrieron averías durante el proceso electoral. En adición a esto, se había comentado que los votos iban a ser contados con el uso de la tecnología así como manualmente, pero, los votos fueron contados únicamente de forma manual. Y para cerrar con broche de oro, ¿quien fue el afortunado ganador de las elecciones 2016 en República Dominicana? El presidente encargado de gobernar durante el periodo 2016-2020 tuvo una aplastante victoria con un 62% de los votos, aproximadamente. Vale recalcar que ningún presidente había alcanzado un porcentaje parecido a este desde el 1963 cuando el profesor Juan Bosch, uno de los mejores presidentes de la historia dominicana, tomo el poder de nuestro país, no hay que ser muy inteligente para saber que en este resultado hay algo que no cuadra.
Esta polémica electoral ha sido causa de numerosas huelgas y protestas civiles y descontento poblacional. Ellos, los políticos, nunca lograran un "cambio" en nuestro país con el rumbo que tienen, el verdadero cambio somos nosotros mismos, el pueblo, cada uno aporta lo que puede y poco a poco estoy seguro de que todo en algún momento será diferente.
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